Dije que no perseguiría mi propósito o
misión no que abandonaría mis sueños.
¿De dónde nace el fruto de esta obra?
¿De dónde nace el fruto de esta obra?
Siempre llegan momentos en que nos sentimos agotados, desmotivados,
desorientados… en realidad me apetecía divertirme.
Como norma general es lo que hacemos cuando las cosas no terminan nunca por
definirse, sin embargo, tengo la suerte de haber encontrado algo en lo que
puedo hacer de esos momentos ratos de expansión y felicidad; el vector.
Alguien desde el cielo me mando un reto, bueno, vamos a llamarlo señal para
no parecer tan loca.
Es obvio que hasta ahora mis trabajos buscaban la perfección, la similitud,
la delicadeza, la exactitud, y con Los Cuatro elementos, nombre que le he
apodado, no he podido salirme de ello porque va dentro de mi personalidad, por
eso permanecen los detalles en la mitad del cuadro inferior. Pero pretendía
hacer algo abstracto, ese era el reto.
Cabe destacar que hubo un momento en que no podía fluir dibujándolo, otras
veces me he tomado respiros por gusto pero esta vez es que no me iba gustando el
resultado, así que finalmente algunas cosas las elimine para maniobrar otras
distintas. De eso se trata, si te falla la musa paras, porque un día todo
vuelve y eres capaz de terminarlo.
Simboliza el viaje astral; si bien lo hacemos andando, corriendo, en
patines, en bicicleta, en tren, en autobús o con suerte en un avión, he de decir,
que yo he subido en todos ellos pero el más predominante ha sido crear mi
propia carretera.
No pretendo que nadie suba conmigo en el coche, me siento tan cómoda que me
veo a veces un poco temeraria al estar sola (no mucho, solo lo suficiente para
ser valiente), es el lujo de no tener un copiloto o gente detrás que
acostumbrados a conducir no son capaces de cerrar el pico. Cada uno conduce
como sabe, puede o siente. Y yo creo que no lo he hecho tan mal, porque todo
aquel que me iba incordiando lo dejaba en la cuneta.
La descripción es la siguiente; De noche, porque me encanta ver como
brillan las líneas de la carretera ya que nada te distrae la atención, un camino
de piedras a la derecha simbolizando el de Santiago, unas dunas a la izquierda
atravesando el desierto, un volcán que puede erosionar como personas que somos
en algunos momentos, el mar que lo aplaca o lo destruye y el cielo que
simboliza lo que somos, estrellas brillando sobre la oscuridad. Todo ello
cubierto por una lluvia de colores, los del universo.
Mis espigas sobre el campo simbolizando la siembra, arboles de naranjos;
uno mío y los de aquellos que han permanecido a mi lado.
Los Cuatro elementos son:
Tierra mi cuerpo
Agua mi sangre
Viento mi aliento
Fuego mi espíritu
Tierra mi cuerpo
Agua mi sangre
Viento mi aliento
Fuego mi espíritu
En fin, veremos si en mi viaje me encuentro nuevos autoestopistas… y sin
duda jamás lo habría cambiado por un PRESENTE.